Por que tener mascotas no solo es jugar y acariciar...

La historia de Bobby, el perro de Edimburgo.

19.04.2014 14:46
Esto sucedió hace mucho tiempo, cuentan que Bobby era el terrier que le asignaron a John Gray, un guardia nocturno de la ciudad de Edimburgo, ambos estaban siempre juntos, lo acompañaba en las largas caminatas por las frías calles del lugar y dicen que lo conocían en la zona por la cantidad de trucos que Bobby sabía hacer. Desafortunadamente, tras varios años de trabajo nocturno a la intemperie John murió de una tuberculosis repentina un 15 de Febrero de 1858. 
Foto: poppyscorner.blogspot.com
 
Durante el funeral Bobby estuvo presente y siguió al cortejo hasta el cementerio de Greyfriars Kirkyard, sorprendiendo a todos al no querer apartarse de la tumba de su dueño, muchos pensaron que sería cosa de unos días pero pasaron los años y Bobby nunca se alejo del lugar donde fue enterrado su mejor amigo, aun en las peores condiciones climáticas. El encargado muchas veces lo intento echar de ahí pero fue imposible así que termino por darse por vencido y construirle con unas tablas un pequeño refugio justo junto a la tumba.
 

Dicen que la inteligencia y nobleza de Bobby no tenía limites, que en aquel tiempo solía dispararse una salva de cañon desde el castillo de Edimburgo a las 13:00 hrs para indicar a los ciudadanos que era hora de ir a almorzar y que Bobby en cuanto escuchaba el disparo del cañón salia presuroso a un restaurante llamado "Grace Place" a donde años atrás acompañaba a John a comer, ahi lo esperaba el dueño del restaurante con  su plato de comida. Esto se convirtió en un espectáculo que le gustaba contemplar a muchos ciudadanos de Edimburgo.                                                                                                                                                                                                                                                                                            

Bobby no se detenía mucho tiempo, comía rápidamente para regresar al cementerio.                                                                                                                                                   

En 1967, casi 10 años después de la muerte de John, en Edimburgo aprobaron una nueva ley en la que se pedía que todos los perros fuesen registrados y se pagara un impuesto por sus dueños y los perros que no tuvieran dueño serían eliminados, esto con el fin de evitar enfermedades ya que los perros callejeros habían aumentado su número. Bobby no tenía dueño por lo tanto no tenía registro, sin embargo al ser un perro tan querido en la ciudad el mismisimo alcalde, Sir William Chambers, pago su licencia indefinidamente y lo declaró propiedad del Consejo de la Ciudad.
 
Así se mantuvo Bobby durante 14 años, siempre fiel a su amo, al lado de la tumba de su mejor amigo hasta que murio justo ahi, sobre su tumba en 1872.
 
Bobby no pudo ser enterrado en el mismo lugar que John ya que no estaba permitido, sin embargo un año después de su última guardia un aristócrata de la ciudad hizo esculpir una fuente con su estatua mirando en dirección a la tumba de John, para conmemorar la vida de un perro devoto y la historia de amistad que supero la muerte
 
Fuentes:
Facilisimo.com
https://www.sentadofrentealmundo.com/2010/11/bobby-el-perro-fiel-de-edimburgo.html

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