
Por que tener mascotas no solo es jugar y acariciar...
¿Animales libres o animales bajo cuidado humano?
¿Por qué no podemos separarnos de ellos y por qué no podemos simplemente dejarlos en libertad?
A todas las personas nos gustan los animales, salvo casos muy atípicos, es cierto que debido a la evolución de nuestro cerebro somos seres capaces de sentir el dolor ajeno y esta habilidad intelectual indudablemente no es exclusiva del Homo Sapiens Sapiens.
Desde los primeros hallazgos de las civilizaciones más antiguas encontramos evidencia que nos dice que los animales han acompañado al hombre a lo largo de la historia. Y pasamos de la caza de bisontes en el paleolítico a la humanización excesiva de nuestras mascotas en la actualidad. Desde que el humano trabaja la tierra para obtener sustento desarrollamos como necesidad elemental la empatía por otros seres, de este modo resulto más sencillo cuidar de ellos y de esto surgió una relación de beneficio mutuo, sea cual sea la tarea que desempeñemos en beneficio uno del otro, por ejemplo si el animal provee protección y compañía, el humano provee comida y un hogar, si el animal provee transporte, el humano provee salud y cuidados.
Claro que esto no es una regla inquebrantable como se dice comúnmente “en todos lados se cuecen habas”, si por otro lado el humano no provee salud y bienestar al animal, este se contrapone buscando la huida. Sin embargo no es tan sencillo como parece ya que según el cerebro de cada especie, el comportamiento varia, es decir no podemos esperar que un arácnido por ejemplo nos muestre afecto y se quede siempre a nuestro lado al igual que lo hace un perro.
Otra cosa que debemos decir al respecto es que nuestra inteligencia humana nos ha dado grandes beneficios, tales como la medicina, el sedentarismo, el pan de cada día y la perpetuación de nuestra especie. Nos las hemos arreglado para no ser presa de grandes depredadores, victimas del clima adverso, el hambre y muchas enfermedades. En nuestra condición humana, imaginar que estamos a punto de atrapar a nuestra presa y de pronto sin aviso convertirnos en el almuerzo de un depredador más grande es algo casi inconcebible no obstante debemos ser conscientes que en la naturaleza esto ocurre a cada instante, se llama cadena trófica y es de lo más saludable para los ecosistemas ya que si la población de cierta especie crece de una manera desmedida y causa estragos en el medio, se convierte por definición en una plaga, y atenta contra la estabilidad del ecosistema lo que es un problema mayor.
Ahora bien, ¿Cómo hacer para compartir estos beneficios con otros animales? Bueno primero debemos saber que conocemos, alrededor del 14% de las especies del planeta, (algunas personas incluso menos, claro) cada una con una biología muy distinta entre si lo cual nos dice que la humanización de los animales no es una respuesta. Los humanos somos solo una especie animal más en el planeta al referirnos a humanos y animales no hacemos una contraposición sino una diferenciación en tanto a inteligencia ya que por más que nos desmeritemos entre nosotros, somos la única especie que con un lenguaje verbal tan complejo y la “fotografía” de un agujero negro.
Siendo así la respuesta a la pregunta es la conservación, como la palabra lo dice conservar las especies, para evitar la disminución de la población de estas e incluso la extinción.
A veces creemos que para evitar la extinción de una especie debemos liberar a los animales, como si creyéramos que en la naturaleza no existen las enfermedades infecciosas, la inanición, la caza furtiva, la captura ilegal, la destrucción de los hábitats o simplemente la depredación. Y algunos de estos infortunios son por supuesto naturales así como se sabe que la extinción es un ciclo natural de las especies, en algún momento merodeaban por las sabanas Tigres Dientes de Sable y en la actualidad ya no. Un ejemplo que resulta antinatural es la extinción del Pájaro Dodo que tuvo por causa la depredación humana.
La conservación tiene una trascendencia general que nos incumbe a todos, cada especie y cada espécimen tiene una función vital en su ecosistema y cada ecosistema tiene una función en la estabilidad del medio ambiente. Para la conservación no necesitamos ser Biólogos, Veterinarios, Técnicos o ingenieros pero si necesitamos jugar el papel que nos corresponde según nuestra situación, es decir cada que ahorramos agua, contribuimos a la conservación, cada que separamos nuestra basura, cada que les enseñamos a nuestros hijos a respetar y no dañar a los animales, cada que apoyamos el trabajo de los profesionistas dedicados a la conservación, biólogos, veterinarios, etc.
Podríamos decir que la conservación es tarea de todos en tanto al papel que desempeñamos cada uno de nosotros en nuestra sociedad, en nuestro sistema. Y que con regularidad muchos de nosotros hemos contribuido indirectamente a la destrucción de los ecosistemas y la disminución poblacional de algunas especies, con nuestros malos hábitos y desinterés. Resulta apremiante cobrar conciencia deja de apoyar a los falsos ídolos ecologistas que solo aprovechan las buenas intenciones y comprobar la veracidad y la contundencia de los intereses políticos y personales. La conservación es una disciplina que va más allá de los buenos sentimientos ya que todos creemos tenerlos pero es necesario saber que las buenas intenciones no resuelven los problemas. Por ejemplo si el carpintero quisiera salvar la vida de una persona posterior a un accidente, no lo lograría por más buenas intenciones que tuviera, su responsabilidad radica en acudir al médico. Lo mismo ocurre en la actualidad con la conservación, muchas veces nuestra tarea consiste en acercarnos a quienes más saben y tomar nuestra responsabilidad.
¡Hagasmolo juntos!
AlbertoMuñoz.